El hilo rojo del destino [Mitología China y Japonesa]

«Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, a pesar del tiempo, del lugar, a pesar de las circunstancias. El hilo puede tensarse o enredarse, mas nunca podrá romperse.»

Temas como el amor y el destino son a menudo mencionados en fechas tan próximas a San Valentín. Es por ello que hoy queremos recordaros esta romántica creencia proveniente de Asia Oriental, bastante presente en la mitología china, así como en la japonesa, cuya fama ha llegado incluso a Occidente, con aquello que ahora conocemos como “almas gemelas”.

 

La fuerza del destino: ¿en qué consiste la leyenda?

En la cultura popular, esta leyenda es tan famosa que podemos encontrar el hilo rojo representado en joyas como anillos e, incluso, en tatuajes a conjunto entre parejas. También encontramos referencias en algunas expresiones dentro de la jerga habitual en comunidades orientales y, en especial, en literatura o filmes de la cultura contemporánea. El ejemplo más claro y reciente es la película de animación japonesa Kimi no Na wa, también conocida como Your Name, en la que el hilo rojo del destino cobra vital importancia en la vida de los protagonistas.

La razón por la que esta leyenda ha resultado ser una de las mejor mantenidas del continente, traspasando las fronteras orientales para difundirse por el mundo entero, reside en el esperanzador y conmovedor mensaje que alberga. Para aquellos que tienen fe en esta creencia, genera un profundo sentimiento de seguridad y consuelo, puesto que sin importar los acontecimientos por los que puedas pasar, los problemas a los que hagas frente y el vacío que te cause la marcha de quienes han llegado a ser muy queridos, el hilo rojo seguirá guiándote hasta aquella otra persona que —también guiada por el destino— estará caminando hacia ti. Sin duda, todo un mensaje halagüeño del futuro.

 

¿Qué representa este hilo rojo?

Según esta creencia, estamos predestinados a conocer a las personas que llegan a nosotros. Un hilo rojo, imperceptible e indestructible, nos une con aquellos con quienes vamos a compartir una gran historia. Pero… ¿Cuál es la realidad tras este mito? ¿A qué se debe su origen?

Este hilo está atado a nuestros meñiques y, tal y como nos dicta la leyenda, nada es casualidad. Su ubicación tiene relación directa con la sangre, tratándose —en este sentido— de una arteria cubital o ulnar de la que disponemos los seres humanos. Se dice que el hilo rojo es una continuación de dicha arteria, que enlaza el corazón con este mismo dedo. De esta forma, la sangre que nuestro corazón bombea se extendería fuera de nuestro cuerpo y viajaría por el mundo, hasta llegar al corazón de aquella que el destino ha nombrado nuestra alma gemela.

Esta creencia es tan fuerte y longeva que hallamos testimonios datados del Periodo Edo, donde se dice que muchas mujeres se amputaban el dedo meñique para demostrar a sus esposos el amor que sentían hacia ellos. Con esta acción, convencían a sus maridos de que no estaban unidas a ninguna otra persona más que a ellos.

 

Mito de origen japonés.

La leyenda más popular, que se ha recitado en casi todos los hogares orientales a niños y jóvenes, es la de origen japonés. Dice así:

Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al dedo y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, luego ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza. 

Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor fuera que desposara a la hija de un general muy poderoso. El emperador aceptó esta decisión y comenzaron todos los preparativos para esperar a quien sería después elegida como esposa del gran emperador. Llegó el día de la boda pero, sobre todo, había llegado el momento de ver por primera vez la cara de su esposa. Ella entró al templo con un hermoso vestido y un velo que cubría totalmente su rostro… Al levantarle el velo, vio por primera vez que este hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente. Era la cicatriz que él mismo había provocado al rechazar su destino años antes. Un destino que la bruja había puesto frente al suyo y que había decidido no creer.”

 

Mito de origen chino.

El mito de origen chino, sin embargo, es mucho más corto. Se nos da a entender que ha sido transmitido, de forma oral, como una pequeña leyenda, sin toda una historia que sirva como ejemplo a diferencia del caso japonés.

Se dice que el mito está protagonizado por un anciano llamado Yuè Xia Lǎo (月下老), que resulta ser un antiguo dios lunar. Como este personaje está a cargo de los matrimonios, se sospecha que es el artífice de colocar los hilos en los meñiques de las personas destinadas.

Dice así:

Cada noche sale a buscar a recién nacidos para atarles un hilo rojo de forma que en algún momento posterior de sus vidas puedan encontrarse. De esta manera, el hilo sería una suerte de guía que ayudaría a las personas a encontrar el amor de su vida porque, aunque el hilo se puede estirar, nunca se puede romper.”

 

¿Puede romperse el hilo?

Existen muchas cuestiones sobre el hilo atado a nuestros meñiques. ¿Puede romperse? ¿Nos podemos deshacer de él? La leyenda es muy clara en este aspecto: No. Puede tensarse y destensarse, como explicación al lazo afectivo de las personas involucradas, pero el hilo jamás se romperá. De esta forma, el encuentro entre esas personas que han sido destinadas llegará sin importar el qué, pudiendo resultar en un final de ensueño o trágico.

Si, de casualidad, una persona ya ha encontrado a aquella con la que estaba conectado y alguna circunstancia los ha obligado a separarse, la leyenda responde con que el hilo resistirá. Le entregará al destino el tiempo necesario mientras éste pueda generar nuevas circunstancias que los reúnan en un definitivo encuentro.

La leyenda del hilo rojo ensalza el concepto de “destino” que ha estado presente en la mayoría de culturas del mundo. Confucio, un célebre y reconocido pensador chino —cuyo pensamiento recibió el nombre de confucianismo—, afirmaba que el destino de cada persona estaba determinado por el cielo, de forma que era imposible cambiarlo. 

Así pues, no podemos escapar de nuestro destino, siquiera en el amor. Este hilo rojo es imperceptible porque no existe la necesidad de verlo, ya que el mensaje es que cada uno de nosotros debe esperar por su momento, en lugar de apresurar al destino que es el encargado de guiarnos a esa circunstancia, tiempo y lugar adecuados.

 

Conclusión.

Generalmente, tendemos a buscar explicaciones en entes superiores a nosotros, divinidades que estén muy por encima nuestra y nos permitan acudir por consuelo o excusar los acontecimientos de nuestras vidas. La leyenda del hilo rojo no es excepción. Este hilo separa la casualidad del destino y nos permite reducir la presión o minimizar la responsabilidad de nuestros actos, pues todo está escrito de antemano. 

Es importante destacar que este tipo de leyendas pueden poseer un lado bastante negativo si nos obsesionamos con ellas hasta el punto de pensar que nunca vamos a estar “completos” si no tenemos a nuestro destinado a nuestro lado. Debemos recordar que el ser humano está capacitado para alcanzar la felicidad en soledad y que no existe eso que conocemos como “media naranja”. Siguiendo dicha metáfora, cada uno de nosotros somos una naranja completa; no necesitamos que otro llegue para poder sentirnos de esta forma.

No obstante, dejando esto a un lado, el amor es sin duda la energía que impulsa al ser humano a seguir adelante. Es uno de los sentimientos que, no sólo en su sentido más romántico, le da significado a la vida.

En este caso, por ejemplo, la leyenda del hilo rojo del destino ha pasado a la actualidad como leyenda que no se despoja de su romanticismo, pero que añade a su sentido todas las vertientes del amor existente: el hilo rojo ya no sólo une parejas, también amigos o familiares. De esta forma, esta creencia también se ha vuelto muy importante entre los padres adoptantes en Japón, usando la metáfora para hablar de la vinculación que se ha realizado de antemano con sus hijos adoptados y fortalecer así la larga espera que deben realizar para tenerlos cerca.

Por otro lado, también es importante resaltar el simbolismo del dedo meñique y del mismo hilo. Aunque sea una creencia originada en Asia Oriental, en las culturas occidentales tenemos muchas similitudes con estos simbolismos. Un ejemplo es el hilo que usan las Moiras en la mitología griega; hilo que rige el destino del ser humano. Otra similitud que podemos encontrar es la forma en la que muchos fortalecemos nuestras promesas: enlazando nuestros meñiques con los de la otra persona. Promesas que juramos con nuestra mayor sinceridad, promesas de corazón. ¿Será la razón, tal vez, el mismo vínculo que realiza esta leyenda entre dicho dedo y nuestro órgano más importante?

 

Sea como sea, es elección nuestra creer en el azar o que las cosas están destinadas a ser. ¡Feliz San Valentín!

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